«VPO construida es VPO vendida». La frase, acuñada hace dos años por el presidente de la Asociación de Promotores Constructores de España (APCE), Guillermo Chicote, y adoptada como eslogan del sector, ha perdido todo su valor. Hoy, la vivienda protegida (VPO) ha sufrido en primera persona los bandazos de la crisis.
Según los expertos, a la falta de créditos financieros por parte de cajas y bancos se suman nuevos problemas: la subida de precios de la VPO que, en ocasiones, se iguala al de la vivienda libre, y el rechazo de los beneficiarios a los pisos que les han sido adjudicados. Un sueño roto. Después de años de espera, se calcula que entre un 20% y un 25% de los adjudicatarios se ve obligado a renunciar a las llaves. Llegado el momento, dicen, no pueden pagarlo.
Las noticias se suceden por igual en distintas autonomías. Sólo en el País Vasco, se calcula que el 43% de los beneficiarios de la vivienda pública protegida promocionada directamente por el Gobierno vasco en 2009 en venta ha tenido que renunciar a ella. Más del 70% de los rechazos se dan en Guipúzcoa. Los motivos para el Departamento vasco de Vivienda son varios, pero la crisis económica y la incertidumbre del momento se esconden detrás de estas renuncias. Según sus datos, un 16% de los renunciantes vascos alegó problemas económicos y financieros y un 12% hizo referencia al elevado precio de la vivienda protegida.
De norte a sur. En Huelva saltó el año pasado la alarma cuando comenzaron a sumarse rechazos en promociones tan publicitadas de VPO como las ubicadas en las Marismas del Polvorín, Seminario o Parque Moret. En el caso de Parque Moret la situación fue límite: de la lista de 523 candidatos que había para 172 viviendas se han registrado más de 500 rechazos.
El problema principal es siempre el pago de la entrada. Según el contrato de estas promociones, éste equivale al 20% del precio total, precio que se paga al promotor antes de firmar las escrituras. Pero desde la adjudicación a la entrega de llaves, que suele ser por un período de año y medio, pueden pasar muchas cosas. Como perder el puesto de trabajo. Es el caso de Antonio P., que hoy es uno más de los 4,1 millones de parados y uno de ese 25% de beneficiarios que no ha podido firmar. Su casa tiene ya un nuevo propietario.
Conclusión: por primera vez, la oferta supera la demanda. Así, aunque en Huelva no existe un censo oficial de demandante de VPO, se calcula que, por cada promoción municipal, se registra un ratio de tres solicitantes, frente a los 15 de años anteriores.
Tampoco en Extremadura la VPO arroja buenas noticias, en muchos casos, por el alto coste. Según los últimos datos, los precios de este tipo de viviendo son muy elevados para una región con la mayor tasa de paro y los sueldos más bajos.
Es el caso también de Teruel y Ciudad Real donde el precio, la financiación y la letra pequeña del contrato no resultan atractivos. Según datos del Ministerio de Vivienda, en Teruel, los precios de los pisos protegidos llegan a ser hasta un 6,1% más caros que los de vivienda libre.
Como en Ciudad Real. En esta capital, en 2009 los precios de la VPO se colocaron un 1,2% por encima de los subvencionados. En Cáceres, según los datos oficiales, tampoco compensa, ya que el precio del metro cuadrado es el mismo. Con la diferencia de que una casa protegida tiene una serie de limitaciones a la hora de disponer de ella que no tiene la libre.
Esto no ocurre en todas las regiones y hay algunas, como Madrid, donde la diferencia sí es notoria. En la capital de España, la VPO vale un 55% menos que la libre.
Ante la caída de la demanda, algunos promotores han optado por ajustar los proyectos con el fin de reducir el precio (eliminar garajes, materiales más económicos e, incluso, suavizar los requisitos de los aspirantes). El objetivo: vender la VPO en cartera.
Fuente: El Economista (08/12/2010)